Fotografías por Roberto G. Contreras.
Vivir en la Ciudad de México es, sin duda, una de las más grandes experiencias que puede tener el ser humano en su vida, aunque muchas veces los que vivimos en ella solemos olvidar, ignorar e incluso menospreciar este hecho, pero ¿cómo podría ser de otra manera?, si de acuerdo con el Consejo Nacional de Población, somos casi 9 millones de habitantes sin contar a la zona metropolitana. Somos definitivamente una de las más grandes ciudades del mundo, lo que nos ha permitido gozar de una gran cantidad de recursos tanto culturales, económicos, sociales y si, de esparcimiento, como lo son la gran cantidad de parques con los que contamos en este espacio urbano.
A partir de hoy iniciamos en Revista Kue una serie de artículos dedicados a la gran cantidad de parques y zonas verdes con las que contamos en la Ciudad de México, iniciando con uno de los más emblemáticos, es decir, la Alameda Central de la Ciudad de México.
Este parque no se puede considerar común en ningún sentido, para empezar, se encuentra localizado en la orilla poniente del Centro Histórico de la Ciudad de México, lo cual lo vuelve de muy fácil acceso, pero, además, lo convierte en un epicentro cultural con un gran afluente de espectáculos y exposición de obras de todo tipo.
Su historia tampoco es fácil de resumir, ya que este parque fue fundado por el virrey Luis de Velasco por petición del Marqués de Salinas en 1592, dentro del primer siglo de colonización española, lo cual lo convierte en el parque público más antiguo de América. Es debido precisamente a esa antigüedad que la Alameda Central ha vivido los cambios más significativos de esta ciudad, revelando en todo su entorno estilos arquitectónicos y artísticos de más de cuatro siglos de historia. Sus calzadas, sus fuentes y la gran cantidad de esculturas que se encuentran en ella, sin contar con el kiosco al norte o el hemiciclo a Juárez al sur, además del majestuoso Palacio de Bellas Artes, ofrecen un entorno para saborear en un instante todo lo que puede ofrecer la Ciudad de México.
Hace cinco años, la Alameda Central fue restaurada bajo el gobierno de Marcelo Ebrard, lo cual le otorgó su actual aspecto, homogenizándola con el Palacio de Bellas Artes y restaurando sus monumentos y elementos escultóricos, dejándola lista para apreciarse desde adentro, desde afuera y en todos los ángulos posibles, ya que además de ser por si misma un excelente paisaje, permite el apreciar la gran cantidad de elementos que la circundan, como lo son la Torre Latinoamericana, el edificio Guardiola del Banco de México, el Museo Naval del Distrito Federal, el Palacio de Correos, el Teatro Hidalgo, el Museo Franz Mayer, el Laboratorio Arte Alameda, el Hotel Hilton México City Reforma, el edificio del Acervo Histórico de Notarías, el Museo Memoria y Tolerancia o el edificio La Nacional, sin contar con una gran cantidad de cafeterías, centros comerciales, librerías, museos y un gran etcétera de áreas de esparcimiento.
Actualmente la Alameda Central posee todos los elementos necesarios para disfrutarse en todo momento, ya que cuenta con una excelente iluminación en todas sus secciones, guardias de seguridad, botones de pánico y cámaras de seguridad, además de que cuenta con servicios como WiFi gratuito, que permite instalarse en alguna de sus bancas de hierro o de piedra con un gadget, para poder trabajar conectado al Internet y a la naturaleza al mismo tiempo.
La Alameda también permite realizar una gran cantidad de actividades, además de la contemplación y relajación, es un excelente sitio para salir a correr por las mañanas, asistir a eventos de baile que generalmente se realizan en su kiosco, así como en sus alrededores aprender, practicar o contemplar acrobacias en patineta. Obviamente sus fuentes sirven de relajación para sus visitantes, así como sus bancas son un excelente lugar para esperar, meditar o simplemente ir a almorzar o comer en los tiempos que nos dejan las actividades en la oficina, como ocurre con gran frecuencia ya que hay muchos edificios corporativos y de gobierno en los alrededores, así que es común encontrar personas con atuendos «Godínez» tomando sus sagrados alimentos en compañía del sonido de las fuentes, de algún organillero, de algún melómano compartido con una grabadora con altavoz o simplemente con sus audífonos conectados a su smartphone.
En cuanto a comida podemos encontrar de todo en los alrededores, desde restaurantes de lujo, comida típica, cervecerías, fondas de comida corrida, comida rápida, cafeterías tradicionales o de franquicia (que últimamente son más tradicionales), torterías, puestos de elotes y todo tipo de antojitos, así que con hambre seguramente no se quedarán, ya que podrán encontrar para todo presupuesto y gustos, para finalizar con nieves, flanes, pasteles, golosinas o lo que gusten de postre.
Al día de hoy, es todavía frecuente encontrar algunas reparaciones en las calles aledañas, originadas por los sismos que ocurrieron en el mes de septiembre de este año, pero aún así es posible disfrutar como si nada un paseo por la Alameda, nuestro primer parque en recomendarles aquí en Revista Kue.